jueves, 16 de agosto de 2007

Las Cruzadas

Fueron una serie de campañas militares sancionadas por el Papa, que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII, contra los musulmanes para la recuperación de Tierra Santa.


Se denominaron cruzadas a las expediciones que emprendieron los cristianos de Europa occidental entre los siglos XI y XIII para rescatar a Jerusalén y el sepulcro de Cristo, caídos en poder de los turcos. Se les dio el nombre de cruzadas porque los hombres que tomaban parte en ellas adoptaban como señal distintiva una cruz de tela roja cosida a sus vestidos.

La causa principal de las cruzadas fue la aparición en Oriente de un pueblo musulmán llamado turcos seldyúcidas, quienes luego de destruir el imperio árabe de Bagdad atacaron el imperio bizantino y se tomaron el Asia Menor, dejando amenazada Constantinopla.


En el año 1078 se apoderaron de Jerusalén, lugar que ya se encontraba en manos de los musulmanes árabes, quienes habían respetado los lugares sagrados (como el Santo Sepulcro de Cristo) y permitido las peregrinaciones de los cristianos. Los turcos seldyúcidas o fanáticos persiguieron a los peregrinos e incluso los torturaron. Por esta razón, Tierra Santa se convirtió en un lugar vedado para los cristianos, quienes no pudieron acercarse a la tumba de Cristo.


Se realizaron ocho cruzadas, dos de las cuales fueron preparadas y dirigidas exclusivamente por señores; las otras seis se convirtieron en verdaderas expediciones reales.



Los peregrinos medievales caminaban a los
lugares santos en señal de devoción.

El resultado de las cruzadas

Primera cruzada: decidida en el concilio de Clermont por el Papa Urbano II, dio como resultado la conquista de Jerusalén y la creación de un reino francés en Palestina.


Segunda cruzada: se emprendió para auxiliar a los franceses de Palestina amenazados en Jerusalén. Dio como resultado el inútil asedio de Damasco.

Tercera cruzada: fue provocada por la toma de Jerusalén por el sultán egipcio Saladino.

Cuarta cruzada: fue organizada por los señores franceses y venecianos, dando como resultado la toma de Constantinopla, la destrucción del imperio griego y la creación de un imperio latino que duró casi medio siglo.

Quinta cruzada: dirigida por el señor francés Juan de Brienne y el rey de Hungría. No dio ningún resultado.

Sexta cruzada: tuvo la particularidad de que el jefe de la expedición estaba excomulgado, y en vez de atacar a los musulmanes negoció con ellos, obteniendo que los peregrinos pudiesen visitar Jerusalén.

Séptima cruzada: tenía por objetivo Egipto, centro de un poderoso estado musulmán, pero los cruzados fueron sorprendidos por una crecida del Nilo, diezmados por una epidemia y atacados por los musulmanes, por lo que debieron rendirse.

Octava cruzada: también llamada cruzada de Túnez, terminó con la muerte de Luis de Francia (más tarde San Luis), víctima de la peste.

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